Miedo sin limite

Terror psicológico con una ejecución publicitaria tan impactante como la reciente activación OOH de El Conjuro.

Una experiencia inmersiva fuera de la pantalla

La campaña trasladó el universo de El Conjuro a la vida real, interviniendo calles, vitrinas y paradas urbanas con escenas escalofriantes. Maniquíes poseídos, efectos sonoros y luces tenues hicieron que muchos peatones vivieran un verdadero susto al pasar.

Este tipo de acciones elevan la publicidad exterior a un nuevo nivel: del impacto visual al impacto emocional.

Una mezcla entre marketing y performance de horror

El uso de actores, atmósfera lúgubre y elementos interactivos con sensores de movimiento convirtió esta activación en una especie de microexperiencia de terror en tiempo real. La reacción de la gente fue capturada y compartida, amplificando el alcance de la campaña en redes sociales.

OOH que genera conversación orgánica y viral

No se trató solo de asustar por asustar. El Conjuro utilizó el miedo como una herramienta estratégica de recordación de marca, al mismo tiempo que generó contenido viral.

Este tipo de campañas son ejemplos perfectos de cómo el marketing experiencial puede funcionar en sintonía con el cine para extender la narrativa más allá de la pantalla.

Cuando el miedo se convierte en estrategia de marca

El éxito de esta campaña radica en convertir el miedo en conexión emocional. Al sacar el horror del cine y llevarlo al entorno urbano, la película logra quedar grabada no solo en la mente, sino también en la piel de quienes vivieron la experiencia.

¿Qué pueden aprender otras marcas?

Que el OOH no tiene que ser estático. Cuando se combina interactividad, emoción y narrativa, el resultado puede ser tan inolvidable como una buena película de terror.

Y si logras que la gente hable de tu campaña sin que tú se lo pidas… ya ganaste.